SEGUNDA OPORTUNIDAD

SEGUNDA OPORTUNIDAD
En México, como en muchos países, la sociedad decidimos impulsar grandes o pequeños cambios hacia un avance democrático; el camino recorrido, el tiempo, la luchas y el aprendizaje, ha costado muchísimo a tres generaciones, dinero, ha sido extenuantes y en muchos casos ha resultado decepcionante.
Entonces, ¿qué, nos rendimos?


Apenas ahora es que en México comenzamos a entender que cambiar de partido en la presidencia no era todo lo necesario para avanzar en la justicia social, representatividad y democracia.
Es apenas ahora, en la desesperanza y en el ojo de una tormenta, que se notan y comienzan a brillar pequeñas luces por toda la República que anuncian el nacimiento de grupos de ciudadanos organizados a favor de muchos temas de bien común.
Es apenas ahora, luego de golpes, derrotas y la enorme posibilidad de perder todo, que los partidos opositores al PRI comienzan a buscar acuerdos indispensables para avanzar en la democracia, hacia una reforma política que les quitaría el monopolio del poder político.
Es apenas ahora que como sociedad comenzamos a entender que el universo y el planeta están en constante cambio con o sin nuestra opinión o conciencia, que los espacios de poder vacios y olvidados, son irremediablemente ocupados por la peor gente si así lo permitimos por negligencia o inocencia.
El poder que le restamos a la Presidencia y partido único, hoy lo ocupan líderes gremiales, poderes fácticos, monopolios y otros, que siempre han sido poderosos, que siempre estuvieron ahí, cerca de ese poder, encima de nosotros.
En nuestra alternancia, nuestro resultado ha sido que: ¡Multiplicamos y fortalecimos a nuestros enemigos con más poder y frentes de batalla!, hemos incrementando el riesgo de apostar por soluciones fáciles o radicales como lo son la desesperanza, la abstención, la llegada de caudillos o mesías… ¡No necesitamos lo anterior!

En este periodo de aprendizaje e incubación, la depredación, el miedo y los grupos de gandallas han crecido de forma alarmante, olvidamos nuestro poder, olvidamos que nosotros ganamos la oportunidad de planear un futuro mejor y hemos preferido dejar el espacio a los de siempre, mientras nosotros nos aficionamos al teatro de pelear en un café, televisión o congreso.

Sin duda, el PRI, ha sido el gran beneficiario de estos tiempos, mientras que las demás fuerzas continuamos con debates sobre alianzas de izquierda y derecha, reforma política, abstención, voto nulo, juicios ciudadanos, etc.
Es indudable que el debate es constructivo y necesario, siempre y cuando no nuble el panorama, los riesgos y prioridades. Siempre y cuando no nos haga olvidar nuestras coincidencias, no nos aleje de trabajar en objetivos comunes y siempre y cuando no nos conduzca a la guerra donde toda posibilidad de inteligencia se borra.

Todas las expresiones son válidas, siempre y cuando en el actuar de un liderazgo y grupo no olvidemos nuestra responsabilidad de generar esperanza y participación pro positiva, siempre y cuando los privilegiados en pisar esta tierra no olvidemos que estamos obligados a hacer lo imposible por un México sin hambre de comida, democracia, bien común, libertad, igualdad, legalidad, futuro sostenible y desarrollo humano.
Todo se vale, siempre y cuando no perdamos la fe y nos conduzcamos en el amor a uno mismo y a los demás y en ello reconozcamos que nos merecemos a nosotros mismos lograr un futuro mejor, vivir mejor, (anhelo válido, sin copy right).


Dejemos de culpar a otros por lo que se hizo, por lo que no se ha hecho, por lo que está mal, sin antes analizar, sin antes proponer y buscar soluciones, sin antes reflexionar sobre nuestras omisiones al respecto.

A veces olvidamos que México somos todos. Fuimos nosotros quienes elegimos a Fox y sus ocurrencias con un congreso dividido y mercenario, fuimos nosotros quienes facilitamos las condiciones de descomposición de los partidos con nuestro orillándolos en su soledad a aliarse con muchos diablos y mañas.

Fuimos nosotros quienes elegimos a Calderón o Ebrard con un poder reducido y responsabilidad ampliada y de forma incongruente somos nosotros quienes permitimos el gobernadores, como Ulises Ruíz, Fidel Herrera o Mario Marín con un poder ilimitado, sin trasparencia, sin rendición de cuentas, sin siquiera la posibilidad de criticarlos sin temor a represalias.

Como sociedad debemos compartir la responsabilidad de NUESTRAS omisiones, en los errores y excesos del PRI en sus últimos sexenios, de los errores del PAN y PRD, de los fallidos intentos de la social democracia, de Fox, Calderón, Ebrard y demás gobernantes.
Debemos saber que, seremos nosotros quienes tenemos la oportunidad de crecer como sociedad y avanzar en nuestra democracia al elegir un entorno con gobiernos que permitan la transición pacífica, la crítica, la expresión y esta columna. O simplemente permitir que el PRI se reinstaure en el poder total para los próximos sexenios.
Debemos reflexionar en las consecuencias de esos escenarios.
Estoy seguro que si el PRI ganara en el 2012 la presidencia, también obtendría una amplia mayoría en el congreso federal y locales, gubernaturas y presidencias municipales, lo que nos colocaría en un panorama casi igual al de los 80’s.

Una oposición destruida totalmente, adecuada para ser manipulada por el poder central, con medios de comunicación comprados u obligados a presentarnos una mentira de país y una sociedad totalmente desmoralizada cuando logre reconocer esa realidad. En ese panorama, ¿cuánto tiempo nos tomaría volver a levantarnos?
No pido el perdón a los errores del PAN y PRD, tampoco creo que deban de ser nuestra única alternativa. Creo en las candidaturas y participación ciudadana, pero creo más importante lograr a tiempo un gran acuerdo nacional ciudadano que ordene la política nacional para un futuro mejor que nos brinde una segunda oportunidad.
Creo que hay que acordar una cumbre política nacional para asegurar un consenso y amplia alianza a favor del avance democrático que sería para todos nosotros una SEGUNDA OPORTUNIDAD para empezar de nuevo.
El trabajo es titánico. Habría que convencer a una gran base social tanto en lo local como en lo nacional, así como convencer a los actuales líderes políticos de los partidos opositores al PRI de construir una gran alianza para una transición inteligente.
Algo difícil de explicar hoy.